La educación en Chile ha buscado asegurar la
igualdad de oportunidades de aquellos niños, niñas, jóvenes y adultos que
presentan necesidades educativas especiales. En su comienzo estuvo dirigida
principalmente a los alumnos con discapacidad. Desde mediados de los años 70 en
adelante, también se incluyó a los alumnos que presentan dificultades de
aprendizaje.
En la década de los años 60 y 70 se
inicia la expansión de la cobertura y de mejoramiento de la capacidad técnica
para atender a los alumnos con discapacidad. En la cual se establece los
equipos multidisciplinario y los grupos diferenciales que trabajan con alumnos
con dificultades de aprendizaje y discapacidad.
A partir de los años 60, nace la
inclusión del principio de Integración en el discurso educativo y del concepto
de Necesidades Educativas Especiales, dividiéndolas en Transitorias y
Permanentes.
Estos primeros pasos hacia la
integración estuvieron marcados por una serie de dificultades, como el
aislamiento y desvinculación de la educación especial de la regular, la falta
de recursos materiales y la insuficiente capacitación de los docentes en estas
materias, ya que no existía una diferenciación entre el educador diferencial y
el psicopedagogo, lo que estaba llevando a los profesionales a realizar un
trabajo semejante sin impacto en los sujetos de intervención.
A partir de los años 90, inicia el proceso de Reforma Educacional con el fin de lograr una educación de calidad con equidad y pertinencia. Con este objetivo se emprenden diversas acciones para modernizar el sistema y garantizar respuestas educativas de calidad para todos y cada uno de los niños, niñas, jóvenes y adultos del país. Diferenciando a los especialistas con un enfoque determinado para atender las necesidades educativas especiales, dependiendo sus características.
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